sábado, 19 de noviembre de 2011

Correr a la Luz

     Corrimos y corrimos por barias calles Lorin y yo. Estábamos escapando de él, del monstruo, de ese salvaje, de esa larva de persona, quien se hizo llamar "El Guardián". Al voltear para ver la expresión de Lorin, me di cuenta de que él nos seguía, estaba a tras nuestro solo unos pocos pasos, tenía una gran velocidad.


"Vamos, Lorin, por favor corre mas deprisa que nos esta alcanzando" le insistía para que deje de llorar y pueda correr mejor. ¿Por qué no hay nadie a los al rededores?. Teníamos que buscar un lugar donde escondernos y debería ser ya.


Estaba muy tenso ya no sabia que mas hacer, las lágrimas de Lorin no cesaban, no podía encontrar a alguien para pedir ayuda, y no podía encontrar un lugar para escondernos. Poco a poco mis piernas comenzaron a pesar y fui cada vez perdiendo la velocidad. "¿Qué? ¿por qué? ¿qué es lo que te pasa?" Lorin se había detenido, se paro firmemente y me soltó la mano tapándose el rostro.


Por mas que le insistía nada funcionaba, hasta que su cuerpo dejo de temblar y sus llantos al fin cesaron, bajo los brazos dejando descubiertos sus hinchados, rojizos y tristes ojos para decir "¿Es que no te das cuenta?, tengo un problema en la pierda - me enseño la gran cicatriz de quemadura que tenia en la pierna izquierda - fue gracias a él, también trate de huir, pero no pude. Por favor escapa tu que yo tratare de distraerlo"


Me dejo atónito este ultimo acontecimiento, su cicatriz era grande iba desde el tobillo a la rodilla, que clase de persona le puede hacer eso a una niña. Pero no, no podía dejarla solo y que volviera a sufrir esto y en especial por mi culpa. A lo lejos por fin pude ver un auto que se acercaba un gran camión . "Esta es nuestra salvación"


"¡Al fin los atrape!" una voz de fiereza y gran amargura resonó tras la espalda de Lorin. Lorin se dio media vuelta y el temor se le vio resaltado en el rostro. Sin pensarlo la empuje levemente y me encare con ese despreciable ser, El Guardián.


Era verdad, tenía miedo, pero no podía dejar que este me invadiera por completo. Me arme de coraje y tome una botella del suelo rompiendoselo en la cabeza, logro evadir que le cayera ahí pero no corrió mucho suerte en el hombro. Con su otro brazo me tomo fuertemente y me boto contra el pared dejándome en el suelo sin poder levantarme.


Caminó unos pasos mas hacía donde se encontraba Lorin, quien estaba tirada en el piso viendo la horrible escena que estaba pasando, al parecer el miedo no la dejaba pararse. El guardián la tomó de los cabellos y la alzó sin piedad alguna, quejándose del dolor y con las lagrimas nuevamente cayendo saco una pequeña navaja y se la clavo en el pecho, haciendo que este la soltara y dejara caer. Lorin se paro rápidamente y comenzo a correr. "Lorin, el camión se acerca".


El guardián sin dolor se saco la navaja del pecho, volvió en sí y comenzó a seguir a Lorin. La atrapó en medio de la pista sin fijarse en el camión que, a una velocidad impresionante, se acercaba. Y llegó la volvió a tomar pero ahora de los brazos con una sola mano y con la otra alzándola para darle una fuerte bofetada. Continuaba tirado en el suelo sin poder pararme por el entumecimiento, el camión ya estaba ahí sin mas agache la cabeza, cerré los ojos y grité "Lorin.........!"


Mi tercer gran error, no saber mirar....

(Esta historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)

sábado, 12 de noviembre de 2011

Caminos de la Vida

     Al borde de la oscuridad... Desperté la mañana siguiente en una gran y elegante cama. ¿Quién era ese señor?, no recordaba como llegué aquí. Estaba en un gran cuarto lleno de juguetes y con un tema de cristo y esas cosas en las paredes. Volteaba de un lado a otro para ver claramente el cuarto. En la pared, frente a la cama, estaba la imagen de una gran iglesia con la imagen de un monje casi entrando a la puerta, espera.... ¿el monje se movió?


El monje comenzó a moverse, y poco a poco fue acercándose a mí. Tenía la capucha puesta, y le tapaba el rostro, solo llegaba a verse sus labios y un poco la nariz. "Al fin despertaste" me dijo. Tenia muchas dudas de donde estaba, como llegue aquí, quien era y como salio de la imagen. No vasto unos momentos para que él respondiera a las preguntas "Yo soy el guardián, así es como me conocen muchos de mis hijos que he traído de las calles, tu también eres un hijo mio desde que aceptaste venir conmigo. Estas, claro esta, en mi casa, y esta es mi habitación, por ser nuevo te dí el privilegio de descansar en mi cama, pero ya es hora de desayunar así que a levantarse".


Las sonrisas sarcásticas que hacia no me inspiraban confianza y por alguna extraña razón no me sentia cómodo dentro de la casa. Todo se aclaro a la hora de desayunar cuando en una gran mesa solo estábamos el guardián y yo, ¿qué no tenía otros "hijos" más? "dentro de poco los conocerás no comas asías y termina tu desayuno" fue lo único que dijo en todo el desayuno. Terminamos y con un gesto de mano me dijo que lo siguiera. bajamos hacia el sótano de la casa, terminando las escaleras había una gran puerta vieja y apolillada con mas de tres candados, el guardián los abrió uno por uno y lentamente abrió la puerta. En cuestión de segundos tomo de mi pecho y me jalo hacia dentro "Ahora que sabes como me gusta vivir, vivirás para complacer mi estilo de vida. Que tus hermanos te expliquen lo que tienes que hacer" cerró la puerta y se escucharon sus pasos subiendo las escaleras.


Ahora estaba en un cuarto tétrico, solo un pequeño foco con una tenue luz alumbraba todo el cuarto, sobras poco a poco comenzaron a acercarse, todos eran niños. Solo unos pocos saludos de agonía y pereza es lo que podía oír, solo una niña me dijo "Lo siento, es muy triste que cayeras aquí, pero... ya no hay salida" Me mostró las cicatrices, de una especia de látigo, que tenia en la espalda.


Era fácil lo que había que hacer, yo ya lo hacía, pero ahora era distinto tenia que rogar por dinero en las calles. La única diferencia era que el dinero ahora no era para mi, sino para ese tal guardián. Al parecer, se necesitaba una cantidad mínima si querías comer y a pesar de eso si no querías ser golpeado.


Una injusticia total, quien se creía que era ese tal guardián, que clase de cristiano o católico era. Hizo que la sangre me hirviera y no pueda contener el enojo y la irá que le tenia, mis sospechas eran ciertas no era una buena persona y no se porque vine con el. Esta niña, Lorin, me dijo que me calmase que nada bueno iba a conseguir, pero no podía más, enloquecí. Comensé a golpear la puerta como loco "Cálmate, por favor, harás que se enfade" me rogaba Lorin, pero ya no estaba para escuchar razones, continué tocando hasta que se escucharon pasos y rápidamente la puerta se abriera de par en par y este guardián aparezca. Con todo el enojo e irá que tenia corrí hacia él y lo empuje, su cabeza se golpeo con la escalera haciendo que por un momento pierda la razon. "por favor, cálmate, escúchame, no podrás salir" seguía rogando Lorin. Me pare, voltee y fije mi mirada en ella, viéndola por primera vez perfectamente, "no pensaba irme sin ti, eres la única que tubo el valor de hablarme" le dije y antes de que ella pudiera vocalizar palabra alguna la tome de la mano y comencé a correr, pude sentir lágrimas en la mano. Lorin estaba llorando, sería de felicidad por al fin poder escapar o... "por favor".


Mi segundo gran error, no saber escuchar....


(Esta historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)

sábado, 5 de noviembre de 2011

Vida Dura

     Varias lunas habían pasado desde la ultima vez que me puse a reflexionar. Estuve mucho tiempo en la oscuridad, atrapado y sin salida. Un gran numero de problemas, desgracias y fracasos tuvieron que pasar para darme cuenta que todo me iba mal.

Paso todo tan rápido pero a la vez lento, fueron mas de tres años de dolor y agonía. Ya estaba cansado y abrumado, las cosas, como decían, suceden por algo, pero al darte cuenta de que suceden tan seguido esa frase optimista se te va de la cabeza. Empezar a ver todo de un lado negativo fue lo que comencé hacer y fue así como pasó.

Todo empezó con la llegada del nuevo milenio, 2000. Yo solo era un pequeño joven de 12 años, solo en la vida sin padres ni familia.

Mis padres habían fallecido en un accidente automovilístico a inicios de año. Un pobre diablo, luego de celebrar la llegada del nuevo año, conducía, en estado de ebriedad, a todo velocidad por la carretera. Este iba de un carril a otro, mi padre por querer esquivarlo y tratar de no tener ningún problema hizo una mala maniobra y el parachoques de ese alcohólico choco con la puerta del conductor, lo que ocasionó que el carro de papá diera dos vueltas de campana, junto con eso una gran explosión. Nunca se supo nada del infeliz borracho.

Me encontraba solo en las calles, aprendiendo lo duro que era la vida. Ni uno de mis familiares quiso quedarse conmigo y yo mucho menos con ellos, las calles eran mejores que vivir con ellos. Solo tenia que subirme a los carros limpiar ventanas y con lo poco que tenia comprar algunos dulces en cantidad para poder venderlos y sacar así mis alimentos.

Una noche de luna llena, sentado en una esquina tratando de vender los últimos caramelos que quedaban. A la distancia una sombra resaltaba, esta se acercaba lentamente, poco a poco se aproximaba así mi. Los nervios no tardaron en aparecer, estaba en un dilema entre correr o esperar a ver que sucedería. Me gustaba un poco la adrenalina, me quede y trate de relajarme, me entraron las ganas de saber quien era y por que viene tan misteriosamente. Relaje los nervios, baje la mirada para no ver cuando este delante mio. Unos segundos mas tarde una mano apareció bajo mis ojos, trate de no alzar la vista. "Ven conmigo" me dijo y sin dudarlo le di la mano.

Mi primer gran error, no saber correr....

(Esta historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)