Me encontraba
adolorido tirado, mis amigos estaban a mi costado tratándome de despertarme
“¿Qué me pasó? ¿Porqué… porqué estoy mojado?” Javier y Sergio me hicieron caso
omiso y no dejaban de ver a esa pequeña persona que se encontraba fuera de la
casa sin apartar sus ojos de mí. “Tampoco sabemos mucho. Escuchamos un fuerte
ruido y cuando llegamos, la puerta se encontraba rota y tú te habías desmayado”.
Acababa de caer en la cuenta, este chica
me estaba acusando de matar a su padre y en un abrir y cerrar de ojos un gran
chorro de agua salió de su mano empujándome y hacer que rompa la puerta con el
gran impulso. Su padre… su padre… su padre… “¡Debes de estar bromeando!”.
Traté de ponerme en pie, torpemente a
causa del dolor, caminé a tropezones hasta donde ella estaba, con una señal de
cuidado alerté a mis amigos para que se quedaran detrás. Ahora nos
encontrábamos los dos frente a frente. “¿Tú nos estuviste espiando todo el
día?”. La ira salía por sus ojos fulminantes, parecía querer matarme a simple
vista, asintió sin apartar la vista de mí. Ahora era el momento de sacarme esta
duda que hace poco había aparecido en mi mente “¿Tú… Tú eres… la hija del
Guardián?” Los rostros de asombro de mis amigos era algo de ya imaginar,
habíamos prometido no volver a pronunciar su nombre y yo rompí esa promesa, no
solo eso delante de mí estaba quién posiblemente realmente es la hija de él.
Asintió.
“Eres el culpable de que no tenga a mi
padre conmigo, ¡Desaparece!” Nuevamente volvió a disparar un gran chorro de
agua de su mano y volví a salir disparado, por casualidad golpeé con mi cuerpo a
Javier y Mary. Sergio, por la ira, cogió un trozo de la puerta y corrió a
golpear a la niña. Un gran golpe en el estómago lo dejo sin aire tumbándolo en
un instante “Tú no te metas, no necesito malgastar energías en tu, iluso”.
Llegué a mi límite de tolerancia, aceptara
que me atacara por venganza, aceptaba que me insultara, lo que no podía aceptar
es que se atreva a lastimar a mis amigos “Tu padre era un miserable – me
levanté – tu padre era lo peor que puedo existir en este mundo – comencé a caminar
hacía ella – tu padre mató a inocente, rompió familias, y engaño personas, él
ya no era de este mundo, él ya había muerto – me detuve hasta estar cara a cara
con ella – yo lo único que hice fue eliminar su existencia que ya no era de
este mundo” mi mano fue envuelta por una bola de fuego, mi mano actuó por sí
misma y la disparó hacia la niña. Esta creó un pequeño escudo de agua haciendo
que la bola de fuego se disolviera.
“Como te atreves… como te atreves… ¡Cómo
te atreves a atacarme con su poder!” La niña había perdido la razón, fue segada
por la ira. De sus dos brazos comenzaron a bañarse en agua creando una especie
de huracán y lo lanzó hacía a mí, Javier y Mary.
Sergio había, por fin, despertado luego
del gran golpe que recibió en el estomago “¿porqué nunca puedo hacer nada? –
comenzó a balbucear - ¿por qué tengo que ser siempre un estorbo? – se levanto,
viendo nuestro estado enfureció – porqué… ¡por qué haces esto!” nuevamente se
disparó hacia la niña tratando de darle un gran golpe, pero esta lo esquivó y
golpeó en la espalda tumbándolo nuevamente “¿porqué no le puedo hacer nada? –
continuó balbuceando - yo tengo que
hacer algo… ¡puedo hacer algo!” Su enojo activó algo que nos resultó imposible
para Javier, Mary y Sergio. Sergio había formado un gran puño, este en el
instante que Sergio corrió hacía la niña para golpearla se comenzó a encender.
Sergio logró encender su puño de fuego y llegó, por fin, poder golpear a la
niña, ahora ella fue la que salió disparada y cayó al suelo...
(Esta historia
es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)