“Tu
miserable basura... – se levantaba lentamente la niña viendo con odio la mirada
incrédula de Sergio sin saber lo que acababa de ocurrir – como te atreves,
¡Tú! Siendo un simple poca cosa” la mirada de Sergio no daba nada más que dudas
e incomprensiones, él no tenía ni idea de cómo hizo lo que acababa de hacer.
“Ahora entiendo – razonó la respuesta por unos segundos – jajaja, siéntete
agradecido por mi Padre que te dio un poco de su poder – todos la miramos incrédulos,
aun sin entender – fue cuando te estaba manipulando, ingenuo...”. Sergio
pareció entender algo, en su expresión se notaba algún recuerdo atormentador
“Debe de ser por eso – me miró – que en tu pelea con él escuchaba voces en mi
cabeza diciendo que te atacara y que acaba contigo”
“¿Es qué nunca se acaran las maldades de ese indeseable?” me dije con algo de
enojo “Que tanto te quejas, infeliz, tu amiguito debe sentirse muy agradecido –
hizo una pequeña pausa – ¡Agradecido de morir por las manos de la hija de quien
le dio poder!” En menos de un segundo estaba la niña cara a cara con Sergio,
esta frunció la mirada y le profanó un gran golpe en el estomago seguido por
una explosión de agua. Sergio salió disparado, mientras que Mary y Javier
trataron de cogerlo en el aire para amortiguar el golpe.
“Ya me estoy cansando de que me trates como si fuera tu pelota de playa”
comentaba Sergio levantándose de los brazos de Mary y Javier. “Lo sentimos
Sergio, pero al parecer nosotros no podemos hacer nada...” se lamentaba Mary,
cuyos ojos comenzaba a lagrimear, mientras que la ira por la impotencia se le
podía notar a Javier. “Sergio – lo llamé para tratar de darle una esperanza,
pero aun no tenía nada planeado – acabaremos con ella, los dos juntos”
Sergio asintió y se puso a mi costado. Nos quedamos unos minutos parados
hablando en voz baja, tratando de idear algún plan.
“¿Uhm...? ¿ya despidiéndose? ¿o es que le tiene miedo de golpear a una inofensiva
niña? – nuestras miradas se postraron en ella - ¡despierten idiotas! Para mí
ustedes son los niños, y yo... – comenzó a avanzar – ¡Tengo poca paciencia! –
corrió hacia nosotros – ¡mueran de una vez!”
“Sergio” grité para dar la señal de aviso y este asintió y corrió hacia un
costado. Rápidamente la niña se acercaba, había formada una especia de cuchilla
de agua en su mano. La niña venia directo hacia mí y saco a Sergio de su vista,
este se situó detrás de ella. La niña llegó hasta mi y detuve su ataque con
ambas mano sujetándola, poco a poco mis manos comenzaron a sangrar, parecía
como si estuviera rebanando mis manos “¡Sergio, ahora!”. Ya tenía bien sujetada
a la niña y era el momento perfecto para un ataque sorpresa, Sergio captó mi
señal y rápidamente había formado un puño de fuego y venia a atacarla.
La niña cruzo miradas conmigo y sonrió “¿eso es todo lo que tienes? que mocosos
para más patéticos – Sergio se acercaba más y más – ¿cómo es que pudieron
acabar con mi Padre?” Sergio ya estaba con nosotros pero el gran golpe lo sentí
yo en el estómago “¿pero... cómo?” Sergio abrió los ojos y vio su puño en mi
estómago “Jajaja.... El agua es líquida mocosos ingenuos” la niña se
materializó de un charco de agua que estaba bajo nosotros profanándonos un gran
golpe a Sergio y a mí.
“¿Cómo van hacer ahora? – se preguntaba Mary – no pueden ni tocarla, ella pueda
transformar su cuerpo en agua” la desesperación hacia que el cuerpo de Mary
temblara, Javier trataba de decir algo pero no podía, hasta que una repuesta
lógica llegó a su mente “No es así, acuérdate que Sergio ya la golpeó una vez y
la estaban sujetando, eso quiere decir que necesita materializarse para poder
atacar...” El rostro de Mary quedó pensativo.
“¿Qué haremos ahora?” preguntaba Sergio desesperado del no saber cómo atacar
“pudiste golpearla una vez, así que una segunda no puede ser difícil, hay que
intentarlo nuevamente hasta que funcione – asintió – y por cierto, no vuelvas a
cerrar los ojos al atacar” Sergio se avergonzó un poco por lo que le dije al
final, pero esta vez estaba más serio y concentrado. “Sergio ¡ahora!”.
“El mismo truco no funciona dos veces, mocosos” esta vez la niña fue contra
Sergio sin perderme de vista. Comenzó atacando a Sergio con el mismo ataque anterior,
una cuchilla de agua en su mano, Sergio se defendía con una especia de escudo
de fuego formado por sus manos “Eso no te ayudara en nada, mocoso, ¡prepárate a
morir!” Corrí hacia su espalda, un punto ciego para que no pueda ver mi llegada
y atacarla sin problema, pero... En ese momento, por fin había podido golpear a
Sergio, voltear velozmente y golpearme con el cuerpo de mi amigo. “Te dije que
el mismo truco no funciona dos veces”
Estábamos tendidos en el suelo Sergio y yo adoloridos por el último golpe. La
niña se acercó y con una fuerza descomunal nos levanto a Sergio y a mí, uno en
cada mano, alzó sus dedos índice y con este formo unas pequeñas agujas de agua
“Con esto cortaré su respiración y por fin podré vengar a mi padre... Luego
acabaré – centro su mirada hasta donde estaban Mary y Javier – con esos
otros... ¿¡Dónde se metió la mocosa!?” En ese instante las agujas de agua, se
volvieron líquidas y se desvanecieron, Sergio y yo caímos al piso y una gran
lanza de metal había salido del pecho, justo donde estaba el corazón, de la
niña. “¡Mary!” gritamos los tres a ver quién fue la responsable de acabar con
la niña “Maldita mocosa, ¿cómo te has atrevido?” La niña comenzó a toser
sangre. Al estar felices por lo que Mary había hecho nadie se percató de las
sombras detrás de ella, a excepción de Javier.
“¿Quién te has creído tu mocosa insolente al asesina a nuestra hermana delante
de nuestros ojos?” Una voz dentro de las sombras se escucho, alzo su pie y
junto con este una bola de tierra apareció y lo tiró hacía donde se encontraba
Mary. “¡Mary cuidado!” Javier había corrido para proteger a su amada y recibió
el golpe por ella, pero la persona dentro de las sombras no estaba solo. Una
ráfaga de aire sacó volando a Mary.
“Hermanos... lo siento – comenzó a decir sus últimas palabras la niña – les he
fallado a ustedes y a mi padre. Por favor vénguenme a mí y a mi padre, acaben
con estos despreciables moco...” sus ojos se habían cerrado...
(Esta
historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)