“No estoy
loco, les hablo enserio, no quiero hacer esto. Sé que va a pasar algo malo” era
lo que les repetía a mis amigos, una y otra vez, pero estos creían que le
estaba jugando una especia de broma < ¿desde cuando yo les he gastado una
broma de mal gusto? >
“creo que deberías de dejar de ser tan
mezquino y celebrar tu cumpleaños como se debe” comentaba Mary.
Esa mañana había despertado
hiperventilado, me encontraba sudoroso y algo nervioso y aun más sabiendo lo
que podría pasar. Me senté en la cama, para recuperar algo de aliento, a lo que
Javier, Mary y Sergio caminaron hasta ubicarse delante de mí y sentarse en el
piso poniéndome la torta muy cerca.
Cada vez que la escena iba transcurriendo
con forme a mi sueño los nervios se me aceleraban aun más. “No nos puedes hacer
un desaire, después de todo lo que hemos hecho para que esto – señalo la torta
– salga perfecta” Mary aun continuaba algo insistente. “Realmente nos costó
mucho, considerando que Sergio y yo somos un desastre en la cocina, en especial
Sergio quien quemo la primera torta” el mencionado le dio un pequeño golpe en
el brazo en forma de protesta “No fue mi culpa – se estaba excusando – de que
ustedes anden bien cariñosos a esa hora y no escucharan la alarma del horno”.
Ver la cara de disgusto de Sergio y a Mary y Javier riéndose por su pequeño
descuido, me recordó el tiempo en el que estábamos los cuatro y tratábamos de
reír ante la penumbra. Eso me sacó una pequeña sonrisa, y lo que pasaba después
de mi sonrisa ya lo sabía.
Los tres hicieron un gesto de logro, con
una sonrisa poco siniestra, “¿era ese su objetivo desde un principio, no?” dije
al descubrir su pequeño plan “No te puedes quejar – Mary hablaba por los tres –
lo hacemos porque te queremos” Javier y Sergio asintieron y acto seguido
comenzaron a cantar.
“está a punto de llegar… ya van a terminar” me decía mi mente y el
corazón me palpitaba aun mas rápido conforme recitaban cada letra de la canción
mi presión se aceleraba, no quería que la canción tenga fin, terminaron de
cantar. “Bueno… pide tu deseo y sopla las velas” dijo Mary, me quede unos
segundos pensando que pedir, ahora si estaba en duda “deseo – pensó – apagar
las velas y que no les pase nada a mi queridos amigos” me sentía ridícula pero
no sabía que más hacer.
Tome un poco de aire, para poder apagar
las velas, en ese instante una pequeña ventisca de aire había entrado por la
ventana. Cuando ya estaba por soplar las velas, algo extraño pasaba con Sergio
tenía algo raro, como si quisiera evitar algo. Sople las velas, y sí, pasó lo
que yo ya tenía previsto. La gran llamarada de fue salió de mi boca, pero unos
segundos antes Sergio no pudo evitar hacer lo que estaba tratando de esconder.
Al parecer la pequeña brisa de aire trajo
consigo un poco de polvo, lo que a Sergio le provoco un gran estornudo haciendo
que Mary volteara un poco la torta cubriendo su rostro del fuego que yo estaba
disparando, sin intención. Los tres, Javier, Mary y Sergio, quienes se
encontraban sentados como ranas, cayeron al suelo por el empujón que Sergio
había dado a Mary y esta a Javier, librándolos del fuego.
“¿Qué fue eso? – preguntó muy asustado
Javier – acaso… ¡no me digas! ¿Ha vuelto? – el miedo se pudo notar en el rostro
de mi amigo, en especial en el de Sergio quien sufrió más que los otros por
culpa de esa persona y que hasta el día de hoy no se perdona por lo que había
hecho, o por lo que le hicieron hacer - ¿Ha regresado el…?” “No digas su nombre
– detuve a Javier antes que diga el nombre, o apodo, de la persona que tanto
nos hizo sufrir, en especial a Javier, a quien arrebato de sus padre y no
contento con eso los asesinó – por favor, es algo que no quiero volver a oír –
fueron tres años los que estaba viviendo sin haber escuchado ese nombre y no
quería volver a escucharlo nunca más – y no se trata de él, se los dije desde
que me desperté y ustedes creyeron que estaba bromeando”.
Sus rostros de tristeza se notaron a penas
termine de hablar, se encontraban tristes por no haberme creído, pero eso no me
animaba mucho, ¿Qué era lo que estaba pasando ahora?, “realmente lo sentimos,
pero como puedes estar seguro que no fue él. Acuérdate – miró a Sergio, como
pidiéndole disculpas por lo que iba a comentar a continuación – que él manipulo
a Sergio por medio de su sueños – Sergio agacho la cabeza a penas Mary hizo
recordar el pasado – discúlpame, Sergio – le froto la espalda – pero ese sueño
que has tenido ¿no crees que también puede ser obra de él?”
Las deducción de Mary eran ciertas, él
pudo como no manipularme, pero él ya no existía. Recordé la carta que me dejó
sus padres, ellos ahora estaban descansando en paz y con lo pude interpretar de
sus palabras, estaba seguro que él ya no existía. “Todo está dentro de ti solo
tienes que descubrirlo…” nuevamente esa frase voló por mi mente.
“¡Fuego! – expresó Sergio casi gritando,
algo había recordado. Todos lo quedamos viendo con el rostro dudoso, no
sabíamos a que venía eso – eso es…” Javier arqueó una ceja y Mary se llevo una
mano al rostro para tapar su vergüenza ajena “¿a caso no sabías como es el fuego?”
preguntó Mary, quien aun no retiraba la mano de su rostro. “¡no es eso! – se
defendió Sergio – él usaba siempre el fuego, en mis sueños uso este para
manipularme, el fuego era por decirlo… – trató de buscar la palabra adecuada –
su elemento” Javier y Mary vieron a Sergio como si este hubiera perdido el
juicio “¿Cómo una persona puedo dominar elementos?” pensé que se preguntaban
eso, pero Sergio estaba en lo correcto “No creo que te equivoques, ese día –
ellos ya sabían a que me refería, hablaba del día en la que lo derrote –
ustedes no lo vieron, pero yo saque fuego de mi mano y fue por eso que todo el
templo se destruyó – todos escuchaban asombrados – y creó también que diste con
la palabra indicada”
Sergio se sintió bien por tener algo de
apoyo, pero Javier y Mary aun seguían algo desconfiados “¿le estas dando la
razón? – preguntó Javier quien aun no podía asimilar que esa persona ya no
existía. Hierva mala nunca muere – ¿nos estás diciendo que hay quienes puedan
dominar elementos como la tierra, agua, aire y fuego?” Mary se quedo pensando y
al parecer también había caído en la cuenta y nos dio la razón a Sergio y a mi
“Él no parecía humano, pero también ¿cómo puedes explicar lo que acaba de
pasar?” Javier se resistía a la idea, pero una imagen vale más que mil
palabras. “Sé donde podemos encontrar una respuesta, necesitamos un libro – Javier
repitió en forma de pregunta la última palabra – sí un libro – volví a repetir
– pero no uno cualquiera, necesitamos El Libro del Ángel Caído y yo sé donde
está”
Habiendo dicho esto caí en la cuenta, las
voces de la pareja de ancianos resonaron en mi menta nuevamente “todo está
dentro de ti solo tienes que descubrirlo… – y yo ya lo había descubierto lo que
estaba dentro de mí era el fuego – eso te lo ganaste y muy valientemente…”
Frente a la casa viendo directamente por
la ventana del joven, quien se encontraba con sus tres mejores amigos,
hermanos, una jovencita de un rostro muy fino, encapuchada, de negro, miraba
con un rostro enfurecido directamente hacia ellos…
(Esta historia
es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)