Un gran
golpe en el rostro hizo que el joven de ojos marrones callera de espaldas,
aturdido por el impacto del golpe cerró los ojos un momento y al volver
abrirlos pudo ver poco a poco a la persona quien había sido responsable de esto
y quien sin dudarlo le había atravesado un fierro en el corazón. “Te dije que
te arrepentirías” fueran las palabras de su agresor, y así la vida del joven
terminó.
Había comenzado a llover y Mary se
encontraba de rodillas llorando. ¿Qué había pasado? “Por sus expresiones, puedo
decir que no saben lo que pasó – el último de los hermanas finalmente aparecía
ante nosotros. Era ya una persona adulta, vestía nada más que unos pantalones y
tenía los cabellos largos y blancos – ¿o es que tanta adrenalina no les deja
analizar la situación?”. Este último de los hermanos se quedó parado delante de
nosotros viéndonos a detalle a cada uno. Traté de pensar un poco las cosas,
será posible que…
La respuesta la obtuve muy tarde, Javier
se me había adelantado. Sostenía una gran roca con ambas manos y estuvo a poco
de golpear a este último personaje, pero con un simple movimiento de un solo
dedo la gran roca se partió en dos, colocó lentamente una mano en el pecho de
Javier y en un instante este salió disparado.
“Eso fue lo que pasó – cruzó brazos y
piernas y quedó levitando en el aire – fueron las lágrimas de ella quienes
liberaron al chico”. ¡Claro! Eso había pasado, Mary derrotó a la niña y obtuvo
el poder del agua, así como Javier al otro y se quedó con la tierra. Pero algo
era extraño en todo esto, ¿Por qué este último hermano estaba tan tranquilo?
¿Por qué estar con los ojos cerrados? ¿Por qué no buscar venganza como los
otros dos de sus hermanos? A caso él…
Una gran llama de luz se había encendido
por encima de él, sus blancos cabellos reflejaban la luz a todas direcciones.
Era Sergio quien caía del cielo con un gran puño de fuego. “¡No espera!” le
advertí pero fue en vano todos ya habían hecho su movimiento. El impacto del
golpe provocó un pequeño temblor, pero no cumplió su tarea. Las gotas de lluvia
se habían detenido en el cielo y la tierra se movía hacia una solo dirección. El
último de los hermanos había detenido el golpe con una sola mano.
Lo presentía, ya sabía lo iba a pasar luego
“¡Espera! ¡No lo hagas!” le gritaba al último hermano y este sonrió. Sergio se
había quedado suspendido en el aire, unas cuchillas de viento estaban cortando
cada parte de su cuerpo. Su grito de dolor resonó por toda la calle. Mary y
Javier se pusieron rápidamente en marcha, las gotas de lluvia comenzaron
nuevamente a moverse, esta vez en dirección a Mary, cuando todas se juntaron
una espada cristalina apareció en manos de Mary. Por otro lado Javier había
concentrado gran cantidad de tierra para formar dos grandes bolas de esta, una
en cada puño. “¡Chicos, esperen!” grité pero fue inútil. De la misma forma que
Javier al inicio, Sergio salió disparado.
Una gran ventisca de viento bajo el
impulso de Javier y Mary, la espada se derritió antes de dar el golpe. Mary fue
tomada de los brazos y lanzada con un fuerte impulso contra Javier.
“Bueno, el chico de fuego no podrá moverse
por un cierto tiempo – se dirigía hacia mí – y tus otros dos amigos no saben
que necesitan práctica antes de usar esos poderes, el desgaste de mucha energía
los ha dejado agotados – ya estaba delante de mí – así que – ¿Por qué mi cuerpo
no responde? – solo quedamos tú y yo. Te diré una cosa – se agachó – el fuego
va en dirección del viento y yo controlo el viento, ¿Qué es lo que harás?”.
¿Por qué
mi cuerpo no responde? Acaso… ¿vamos a morir?
(Esta
historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)
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