sábado, 12 de noviembre de 2011

Caminos de la Vida

     Al borde de la oscuridad... Desperté la mañana siguiente en una gran y elegante cama. ¿Quién era ese señor?, no recordaba como llegué aquí. Estaba en un gran cuarto lleno de juguetes y con un tema de cristo y esas cosas en las paredes. Volteaba de un lado a otro para ver claramente el cuarto. En la pared, frente a la cama, estaba la imagen de una gran iglesia con la imagen de un monje casi entrando a la puerta, espera.... ¿el monje se movió?


El monje comenzó a moverse, y poco a poco fue acercándose a mí. Tenía la capucha puesta, y le tapaba el rostro, solo llegaba a verse sus labios y un poco la nariz. "Al fin despertaste" me dijo. Tenia muchas dudas de donde estaba, como llegue aquí, quien era y como salio de la imagen. No vasto unos momentos para que él respondiera a las preguntas "Yo soy el guardián, así es como me conocen muchos de mis hijos que he traído de las calles, tu también eres un hijo mio desde que aceptaste venir conmigo. Estas, claro esta, en mi casa, y esta es mi habitación, por ser nuevo te dí el privilegio de descansar en mi cama, pero ya es hora de desayunar así que a levantarse".


Las sonrisas sarcásticas que hacia no me inspiraban confianza y por alguna extraña razón no me sentia cómodo dentro de la casa. Todo se aclaro a la hora de desayunar cuando en una gran mesa solo estábamos el guardián y yo, ¿qué no tenía otros "hijos" más? "dentro de poco los conocerás no comas asías y termina tu desayuno" fue lo único que dijo en todo el desayuno. Terminamos y con un gesto de mano me dijo que lo siguiera. bajamos hacia el sótano de la casa, terminando las escaleras había una gran puerta vieja y apolillada con mas de tres candados, el guardián los abrió uno por uno y lentamente abrió la puerta. En cuestión de segundos tomo de mi pecho y me jalo hacia dentro "Ahora que sabes como me gusta vivir, vivirás para complacer mi estilo de vida. Que tus hermanos te expliquen lo que tienes que hacer" cerró la puerta y se escucharon sus pasos subiendo las escaleras.


Ahora estaba en un cuarto tétrico, solo un pequeño foco con una tenue luz alumbraba todo el cuarto, sobras poco a poco comenzaron a acercarse, todos eran niños. Solo unos pocos saludos de agonía y pereza es lo que podía oír, solo una niña me dijo "Lo siento, es muy triste que cayeras aquí, pero... ya no hay salida" Me mostró las cicatrices, de una especia de látigo, que tenia en la espalda.


Era fácil lo que había que hacer, yo ya lo hacía, pero ahora era distinto tenia que rogar por dinero en las calles. La única diferencia era que el dinero ahora no era para mi, sino para ese tal guardián. Al parecer, se necesitaba una cantidad mínima si querías comer y a pesar de eso si no querías ser golpeado.


Una injusticia total, quien se creía que era ese tal guardián, que clase de cristiano o católico era. Hizo que la sangre me hirviera y no pueda contener el enojo y la irá que le tenia, mis sospechas eran ciertas no era una buena persona y no se porque vine con el. Esta niña, Lorin, me dijo que me calmase que nada bueno iba a conseguir, pero no podía más, enloquecí. Comensé a golpear la puerta como loco "Cálmate, por favor, harás que se enfade" me rogaba Lorin, pero ya no estaba para escuchar razones, continué tocando hasta que se escucharon pasos y rápidamente la puerta se abriera de par en par y este guardián aparezca. Con todo el enojo e irá que tenia corrí hacia él y lo empuje, su cabeza se golpeo con la escalera haciendo que por un momento pierda la razon. "por favor, cálmate, escúchame, no podrás salir" seguía rogando Lorin. Me pare, voltee y fije mi mirada en ella, viéndola por primera vez perfectamente, "no pensaba irme sin ti, eres la única que tubo el valor de hablarme" le dije y antes de que ella pudiera vocalizar palabra alguna la tome de la mano y comencé a correr, pude sentir lágrimas en la mano. Lorin estaba llorando, sería de felicidad por al fin poder escapar o... "por favor".


Mi segundo gran error, no saber escuchar....


(Esta historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)

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