sábado, 8 de septiembre de 2012

Un Sueño Más


Luego de todo el asunto con el Guardián “terminara”, Javier, Mary, Sergio y yo, regresamos a “casa”. Sergio tuvo buenas noticias para Javier y Mary, ya que él decidió vivir nuevamente con ellos y ser parte de una familia. No fue lo mismo en mi caso, yo tuve que volver con la pareja de ancianos, quienes me habían dado hogar, comido, estudios y un cariño que no podía envidiar ni a los niños ricachones que los engríen con toda clase de cosas, menos lo mas esencial… amor.
     La despedida fue muy triste, en especial para Mary, quien ya se había acostumbrado a estar los cuatro juntos, pero no era como si no nos íbamos a ver nunca. Prometimos vernos cada vez que tengamos algo bueno, o sea casi siempre. Nos íbamos a esforzar por ser mejores y esa era una promesa. Javier trato de hacerse el serio, pero pude notar que unas pequeñas lágrimas se le caían lentamente de sus pupilas, las únicas palabras que me dijo fueron “seremos alguien, y gracias a ti, trataremos de superarnos, ya no viviremos como lo hacíamos antes”. Por otro lado estaba Sergio, quien no dejaba de secarse las lágrimas con las manos a cada segundo, aun no superaba lo que había hecho, o mejor dijo, lo que lo obligaron hacer “discúlpame, en verdad discúlpame, yo… yo nunca quise hacerle daño a ninguno de ustedes” eran las palabras que mayormente solía repetir. Nos dimos un fuerte abrazo de despedida entre los cuatro y me fui con un solo “nos volveremos a ver pronto”.
     Andaba por los mismos caminos, que ya había pasado en más de una ocasión. Claro estaba que los recuerdos iban a venir rápidamente a mi mente, pero esta vez, con forme venían a mi mente al poco tiempo se desvanecían. Ya había superado los problemas que habían pasado y ahora podía andar tranquilo, aparte de eso ya no había ni una amenaza. Solo hubo un recuerdo que tardó mucho más que otros en desvanecerse, era el recuerdo donde Lorin y yo nos fugábamos de la casa del Guardián “no cabe duda que el amor a primera vista… existe”.
     Ya me encontraba en la casa de la pareja de ancianos, que me habían tratado como si fuese su hijo, pero entre a la casa y algo parecía extraño. Mis padres adoptivos no se encontraban, lo que era extraño porque nunca, nunca, dejaban la casa sola, siempre se quedaba uno de los dos. Lo más raro era que la casa parecía no haber estado habitada en días, estaba sucia y algo desarreglada “que extraño…”. Comencé a ir por todas las partes de la casa a ver si encontraba alguna otra cosa fuera de lugar. En la sala, justo en el centro de la mesa de centro había una carta sellada, era lo único que resaltaba de toda la casa, ya que estaba aislada.
     “Si estás leyendo esta carta, es porque has acabado con nuestro hijo. Sí él es nuestro hijo, nosotros no éramos más que unos espíritus los cuales te trataban de proteger, porque ya sabes quien estuvo dentro de ti. Sentimos mentirte y no decirte nada de esto. Nuestro ciclo en este mundo terminó, y como ya no tenemos otro deber aquí podemos al fin, luego de años, descansar en paz… – las lágrimas, que me estuve forzando a guardar aparecieron, no por decepción, sino de felicidad. Este par de espíritus me trataron como un hijo, me hicieron sentir especial y sobre todo fueron los únicos que se preocuparon por mi luego de mis padres, después estaba la despedida tan larga que tuve con mis grandes amigos – Por ahora nuestra última voluntad es que puedas lograr tus metas y que no te olvides que todo está dentro de ti solo tienes que descubrirlo, eso te lo ganaste y muy valientemente. Queremos que te esfuerces por lo que quieres por eso te dejamos esta casa, nuestro testamento esta en nuestro cuarto bajo el colchón de la cama. La casa estará al nombre de tu tía – justo la persona menos indicada, ella era la persona más ambiciosa que pude conocer – no te preocupes, te conocíamos muy bien, está bien claro que cuando cumplas tu mayoría de edad la casa pasara directamente a tu nombre, no tendrás ningún problema legal. Esperamos te sepas cuidar bien, aunque eso ya lo sabes a la perfección, y nunca olvides de dónde vienes…”
     Terminé de leer y me lleve la carta al pecho, con la mirada hacia arriba y con los ojos lagrimeando hasta no mas pronuncié “Muchas gracias, no importa que yo los quiero…” pude sentir una brisa tan cálida y pareciera que me estaban abrazando.

Desperté en una mañana muy soleada, los rayos del sol que entraban por mi ventana me despertaron y una gran sorpresa me esperaba en ese instante. Estaban Javier, Mary y Sergio parados frente a mi cama. Mary sostenía una gran torta con unas dieciocho velas “¡Feliz cumpleaños!” gritaron al unisonó al ver que ya me había despertado “Venga levántate de una buena vez, no rechaces nuestro regalo que nos costó mucho preparar la torta”. Pude ver en el rostro de los tres que estaban algo manchados con harina, de verdad ellos eran unos grandes amigos.
     Me senté en la cama y como si fueran robots se acercaron a mí y se trataron de sentar frente mío y acercando la torta aun más, la cual ya tenía las velas prendidas. Al verme sonreír los tres en coro comenzaron a cantar la tradicional canción de cumpleaños, me sorprendió que los tres estén tan bien entonados, lo que me hizo sonreír aun más “Bueno… pide tu deseo y sopla las velas” me dijo Mary al terminar de cantar. Me quede un momento con los ojos cerrados, para que pensaran que estaba pidiendo un deseo, pero no deseaba nada más que esto unos muy grandes amigos, los cuales se preocupaban de mí. Volví abrir los ojos y soplé las velas, pero…
     La sonrisa de mis amigos poco a poco comenzaban a cambiar, su rostro de dolor me comenzaron a asustar y en especial lo que salía de mí. Al soplar las velas una gran llamarada de fuego salió de mi boca apuntando directamente al rostro de mis amigos, estaba viendo como ellos, lentamente, se estaban quemando.
     Desperté.
     “Fue solo un sueño” me dije, hasta que abrí bien los ojos y vi lo que tenía delante de mí “¡Feliz Cumpleaños!” gritaron al unisonó Javier, Mary y Sergio.
     Déjà vu…
     “Todo está dentro de ti solo tienes que descubrirlo…”

(Esta historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)

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