sábado, 15 de septiembre de 2012

Fuego


“No estoy loco, les hablo enserio, no quiero hacer esto. Sé que va a pasar algo malo” era lo que les repetía a mis amigos, una y otra vez, pero estos creían que le estaba jugando una especia de broma < ¿desde cuando yo les he gastado una broma de mal gusto? >
     “creo que deberías de dejar de ser tan mezquino y celebrar tu cumpleaños como se debe” comentaba Mary.
     Esa mañana había despertado hiperventilado, me encontraba sudoroso y algo nervioso y aun más sabiendo lo que podría pasar. Me senté en la cama, para recuperar algo de aliento, a lo que Javier, Mary y Sergio caminaron hasta ubicarse delante de mí y sentarse en el piso poniéndome la torta muy cerca.
     Cada vez que la escena iba transcurriendo con forme a mi sueño los nervios se me aceleraban aun más. “No nos puedes hacer un desaire, después de todo lo que hemos hecho para que esto – señalo la torta – salga perfecta” Mary aun continuaba algo insistente. “Realmente nos costó mucho, considerando que Sergio y yo somos un desastre en la cocina, en especial Sergio quien quemo la primera torta” el mencionado le dio un pequeño golpe en el brazo en forma de protesta “No fue mi culpa – se estaba excusando – de que ustedes anden bien cariñosos a esa hora y no escucharan la alarma del horno”. Ver la cara de disgusto de Sergio y a Mary y Javier riéndose por su pequeño descuido, me recordó el tiempo en el que estábamos los cuatro y tratábamos de reír ante la penumbra. Eso me sacó una pequeña sonrisa, y lo que pasaba después de mi sonrisa ya lo sabía.
     Los tres hicieron un gesto de logro, con una sonrisa poco siniestra, “¿era ese su objetivo desde un principio, no?” dije al descubrir su pequeño plan “No te puedes quejar – Mary hablaba por los tres – lo hacemos porque te queremos” Javier y Sergio asintieron y acto seguido comenzaron a cantar.
     “está a punto de llegar… ya van a terminar” me decía mi mente y el corazón me palpitaba aun mas rápido conforme recitaban cada letra de la canción mi presión se aceleraba, no quería que la canción tenga fin, terminaron de cantar. “Bueno… pide tu deseo y sopla las velas” dijo Mary, me quede unos segundos pensando que pedir, ahora si estaba en duda “deseo – pensó – apagar las velas y que no les pase nada a mi queridos amigos” me sentía ridícula pero no sabía que más hacer.
     Tome un poco de aire, para poder apagar las velas, en ese instante una pequeña ventisca de aire había entrado por la ventana. Cuando ya estaba por soplar las velas, algo extraño pasaba con Sergio tenía algo raro, como si quisiera evitar algo. Sople las velas, y sí, pasó lo que yo ya tenía previsto. La gran llamarada de fue salió de mi boca, pero unos segundos antes Sergio no pudo evitar hacer lo que estaba tratando de esconder.
     Al parecer la pequeña brisa de aire trajo consigo un poco de polvo, lo que a Sergio le provoco un gran estornudo haciendo que Mary volteara un poco la torta cubriendo su rostro del fuego que yo estaba disparando, sin intención. Los tres, Javier, Mary y Sergio, quienes se encontraban sentados como ranas, cayeron al suelo por el empujón que Sergio había dado a Mary y esta a Javier, librándolos del fuego.
     “¿Qué fue eso? – preguntó muy asustado Javier – acaso… ¡no me digas! ¿Ha vuelto? – el miedo se pudo notar en el rostro de mi amigo, en especial en el de Sergio quien sufrió más que los otros por culpa de esa persona y que hasta el día de hoy no se perdona por lo que había hecho, o por lo que le hicieron hacer - ¿Ha regresado el…?” “No digas su nombre – detuve a Javier antes que diga el nombre, o apodo, de la persona que tanto nos hizo sufrir, en especial a Javier, a quien arrebato de sus padre y no contento con eso los asesinó – por favor, es algo que no quiero volver a oír – fueron tres años los que estaba viviendo sin haber escuchado ese nombre y no quería volver a escucharlo nunca más – y no se trata de él, se los dije desde que me desperté y ustedes creyeron que estaba bromeando”.
     Sus rostros de tristeza se notaron a penas termine de hablar, se encontraban tristes por no haberme creído, pero eso no me animaba mucho, ¿Qué era lo que estaba pasando ahora?, “realmente lo sentimos, pero como puedes estar seguro que no fue él. Acuérdate – miró a Sergio, como pidiéndole disculpas por lo que iba a comentar a continuación – que él manipulo a Sergio por medio de su sueños – Sergio agacho la cabeza a penas Mary hizo recordar el pasado – discúlpame, Sergio – le froto la espalda – pero ese sueño que has tenido ¿no crees que también puede ser obra de él?”
     Las deducción de Mary eran ciertas, él pudo como no manipularme, pero él ya no existía. Recordé la carta que me dejó sus padres, ellos ahora estaban descansando en paz y con lo pude interpretar de sus palabras, estaba seguro que él ya no existía. “Todo está dentro de ti solo tienes que descubrirlo…” nuevamente esa frase voló por mi mente.
     “¡Fuego! – expresó Sergio casi gritando, algo había recordado. Todos lo quedamos viendo con el rostro dudoso, no sabíamos a que venía eso – eso es…” Javier arqueó una ceja y Mary se llevo una mano al rostro para tapar su vergüenza ajena “¿a caso no sabías como es el fuego?” preguntó Mary, quien aun no retiraba la mano de su rostro. “¡no es eso! – se defendió Sergio – él usaba siempre el fuego, en mis sueños uso este para manipularme, el fuego era por decirlo… – trató de buscar la palabra adecuada – su elemento” Javier y Mary vieron a Sergio como si este hubiera perdido el juicio “¿Cómo una persona puedo dominar elementos?” pensé que se preguntaban eso, pero Sergio estaba en lo correcto “No creo que te equivoques, ese día – ellos ya sabían a que me refería, hablaba del día en la que lo derrote – ustedes no lo vieron, pero yo saque fuego de mi mano y fue por eso que todo el templo se destruyó – todos escuchaban asombrados – y creó también que diste con la palabra indicada”
     Sergio se sintió bien por tener algo de apoyo, pero Javier y Mary aun seguían algo desconfiados “¿le estas dando la razón? – preguntó Javier quien aun no podía asimilar que esa persona ya no existía. Hierva mala nunca muere – ¿nos estás diciendo que hay quienes puedan dominar elementos como la tierra, agua, aire y fuego?” Mary se quedo pensando y al parecer también había caído en la cuenta y nos dio la razón a Sergio y a mi “Él no parecía humano, pero también ¿cómo puedes explicar lo que acaba de pasar?” Javier se resistía a la idea, pero una imagen vale más que mil palabras. “Sé donde podemos encontrar una respuesta, necesitamos un libro – Javier repitió en forma de pregunta la última palabra – sí un libro – volví a repetir – pero no uno cualquiera, necesitamos El Libro del Ángel Caído y yo sé donde está”
     Habiendo dicho esto caí en la cuenta, las voces de la pareja de ancianos resonaron en mi menta nuevamente “todo está dentro de ti solo tienes que descubrirlo… – y yo ya lo había descubierto lo que estaba dentro de mí era el fuego – eso te lo ganaste y muy valientemente…”

     Frente a la casa viendo directamente por la ventana del joven, quien se encontraba con sus tres mejores amigos, hermanos, una jovencita de un rostro muy fino, encapuchada, de negro, miraba con un rostro enfurecido directamente hacia ellos…

(Esta historia es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)

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