No me había
dado cuenta hasta ahora, pero la casa había cambiado mucho en estos últimos
años, los chicos sí que hicieron un buen trabajo tratando de mejorarla. Nos
encontrábamos en el comedor, en una mesa de forma circula y con el libro en el
centro de esta. Javier había encontrado algo que podía ser de ayuda, como la
tenue luz del cuarto oculto no nos ayudaba a leer nos cambiamos a un sitio más
iluminado, el comedor.
“El misterio de los elementos – comenzó a
leer Sergio – arte oscuro que se originó en los principios del V. Realizado por
antiguos sacerdotes, quienes sacrificaron parte de su alma a una gran condena
para la obtención de este poder. Fuego, Agua, Aire y Tierra son los elementos
principales que manejan y están presentes en el mundo cotidiano, la dominación
de estos en una misma persona es imposible. Los…” Aún no nos daba una
explicación lógica solo estaba relatando lo que en si este era y como inició
“No nos está ayudando en nada, ¿no hay algo que diga porque una persona lo
adquiere o cómo?”
Sergio comenzó a buscar algo, se tardo
unos pequeños minutos en encontrarlos “¡Aquí esta! – todos le hicimos un gesto
para que empezara a leer – Adquirir solo uno de estos elementos puede costarte
la desmaterialización de tu cuerpo humano, así como pagar con tu alma. Para
adquirirlo se necesita un rito especial, que esta secretamente guardado solo los
dignos, quienes encuentren la respuesta, lo adquirirán… – Sergio hizo un pausa
buscando algo más que se relacione conmigo – Uno persona también puede adquirir
un elemento derrotando, en una lucha limpia, al poseedor de uno…”
Esa
era la respuesta, yo lo había derrotado a él sin ayuda en una lucha limpia, fue
por eso que yo… “Yo poseo el Fuego”
Tras, Sergio, haber dicho eso Javier y
Mary comenzaron a sacar sus conclusiones, y yo ya tenía la mía… “Qué lindo
tercer regalo por tus dieciocho, ¿no?” dijo Mary al no saber que más decir.
Estos dieciocho años me trajeron muchos regalos, los cuales yo nunca esperaba:
Una casa propia de gran tamaño, el esfuerzo de mis amigos por preparar un
pastel y mostrarme que no estoy solo, y por último, el Fuego que me lo dejo la
persona a la cual le despreciaría un regalo así este esté agonizando.
Se hacía tarde, y lo único que quería por
ahora era descansar y pensar en todos los regalos que adquirí hoy, y esperaba
que estos sean los únicos…
Me despedía de mis amigos y salí de la
casa tras ver el cielo gris de hoy en día, pero alguien me esperaba tras con
una mirada de odio, que con solo ver a cualquiera podía matarlo con la mirada…
“¡Tú! – me señaló
– ¡Asesinaste a mi PADRE!”
(Esta historia
es ficción, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia)
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